jueves, 1 de diciembre de 2011

CARBONERITA


 La titulé así pensando en Emilia, en los recuerdos del instituto y en aquellos tiempos de estudio en la mesa-camilla del salón donde Soco cantaba: "Cómo quieres que tenga la cara blanca, si soy carbonerita de Salamanca"...
También están frescas en mi memoria aquellas calles de Traviesa, Palominos, Serranos, donde las mujeres sacaban el brasero de cisco para avivar las áscuas con el soplillo. Recuerdo haber ido, por encargo de las titas, al final de la calle de Palominos a comprar cisco. El carbonero tenía la vestimenta oscura, no sé si naturalmente oscura o manchada en su mayoría por el carbón que despachaba. Lo que sí era evidente, que entre toda la oscuridad de la cara manchada de negro, destacaba la blancura de sus dientes. Y que a mí me imponía.
Esta pequeña obra está hecha en unas cuantas horas de sentimientos encontrados, de emociones fuertes pero contenidas. En esas horas en que los recuerdos vuelven a borbotones. Y, canto, canto, canto con emoción y sentimiento:
“¡Cómo quieres que tenga la cara blanca, si soy carbonerita de Salamanca!”

No hay comentarios:

Publicar un comentario